Desde el margen. Desde el filo. Desde la renuncia. Pedro García Olivo no escribe para argumentar: escribe para incomodar. Para hacer crujir certezas. Su libro El irresponsable no es un ensayo al uso. Es un manifiesto roto. Una herejía contra la pedagogía, el reformismo, la izquierda domesticada. Un grito sin consigna que desarma tanto como sacude.El irresponsable es una colección de textos breves, filosóficos y rabiosos. Capítulos como “La paciencia de los locos” o “El criadero” no pretenden convencer, sino morder. Están escritos con una prosa que duele: aforística, poética, a veces inclasificable. No hay tesis, hay arrebato. No hay sistema, hay fisura. Su objetivo no es iluminar, sino prender fuego.

